Tomo la idea del almohadón, almohada en el que se apoya la cabeza, sobre el que se descansa, se sueña, se piensa, se recuerda. Cada cuadradito es una historia, una mínima historia, que sostiene a la puntada como línea que narra; hablan de alegrías y tristezas, de nostalgia y ternura, de gritos y silencios, de marcas y cicatrices. A veces, se juntan, se atraen y se aglutinan, para poder tomar vuelo; y las historias se mezclan, se pegan unas a otras, dificultando su lectura. Otras, sutiles, casi flotando, se ordenan y se acomodan. A veces, son rompecabezas que se arman a gusto; y otras, se vuelven intrincados y difíciles de completar, pero no imposible. Son en realidad una conversación muy íntima conmigo misma, una mirada hacia los pequeños pedacitos que me sostienen hoy y me sostuvieron antes
2 comentarios:
Tomo la idea del almohadón, almohada en el que se apoya la cabeza, sobre el que se descansa, se sueña, se piensa, se recuerda. Cada cuadradito es una historia, una mínima historia, que sostiene a la puntada como línea que narra; hablan de alegrías y tristezas, de nostalgia y ternura, de gritos y silencios, de marcas y cicatrices.
A veces, se juntan, se atraen y se aglutinan, para poder tomar vuelo; y las historias se mezclan, se pegan unas a otras, dificultando su lectura. Otras, sutiles, casi flotando, se ordenan y se acomodan. A veces, son rompecabezas que se arman a gusto; y otras, se vuelven intrincados y difíciles de completar, pero no imposible. Son en realidad una conversación muy íntima conmigo misma, una mirada hacia los pequeños pedacitos que me sostienen hoy y me sostuvieron antes
Muchas Gracias por la buena onda!
Saludos,
Quo Vadis.
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